Ayer fue un día bastante duro y que me ha dejado un gusto amargo. Si bien gano Argentina el partido contra Corea del Sur, cosa que a uno lo pone eufórico, tuve una noticia que me bajoneo bastante.
Un amigo de México, con el cual veníamos realizando algunos trabajos en su proyecto tuvo la desgracia de caer de una torre mientras estaba haciendo la tarea que realizamos normalmente como es el instalar un enlace; luego de un falla en su arnés, que según comentan estaba desgastado, éste se soltó y cayo de 10 metros; pocas horas después perdió la vida. Cuando me enteré me fue difícil de asumir porque hacía un par de horas que habíamos estado hablando sobre el nuevo balanceador que quería hacer y la migración de su sistema actual. Tenía solo 22 años de edad y se llamaba Miguel había participado de un entrenamiento MikroTik y estaba relacionado en el ambiente desde hacía tiempo.
Este hecho nos trae a la memoria lo frágil que somos. El a veces no tomar las medidas de seguridad al momento de subirse a una torre y de no tener las herramientas en buen estado puede tener un alto costo. Comentábamos con un amigo la noticia y él digo algo muy cierto y es que a veces en momentos de calentura, uno se sube a la torre aún con lluvia para cambiar o ver algo y no toma conciencia de que hay familiares que esperan por nosotros.
Varias veces se me ha pasado por la cabeza que sucedería si alguna vez uno dejará de existir en el mundo de los vivos, las cosas que deja uno acá, algunas a medio hacer, otras en proyectos a largo plazo y los seres queridos.
El tomar los recaudos necesarios para la seguridad es de suma importancia, no nos olvidemos de eso.
Hasta siempre Miguel P.